En la huerta tenemos unas gallinas para casa, por eso dispongo de gallinaza para abonar la tierra, pero, ¿es conveniente usar la gallinaza como abono?, ¿tiene alguna contraindicación?, ¿en qué cantidad hay que echarla?
Inma García, Ávila

Respuesta de Carmen Bastida
Tener gallinas bien cuidadas y alimentadas (con restos de huerta, plantas silvestres y cereal ecológico) es una excelente fuente de nitrógeno y magnesio y sobre todo de fósforo y calcio. Pero como bien intuyes, hay que echarlo en su medida. Su contenido en calcio hace que no sea aconsejable para tierras calizas. En cuanto a su valor en nitrógeno, si los estiércoles de caballo, de oveja, de cabra o de vaca como materia bruta tienen entre un 0,5% a un 0,8% de nitrógeno, el de gallina, es del 3%, al igual que el de palomas y el guano, que son también muy intensos. Esto explica por qué se cometen tantos errores a la hora de abonar con gallinaza, pues el exceso de nitrógeno da lugar a problemas, para empezar aparece el pulgón y también algunas enfermedades. Y esto es más grave cuanto más frío y húmedo sea el clima en el que cultivas, pues con sol y calor la materia orgánica se degrada mucho antes, mientras que en invernaderos o en zonas menos soleadas este nitrógeno se acumula en la tierra y puede dar lugar a la presencia de nitritos (tóxicos).

Pero esto no quiere decir que no deba emplearse, todo lo contrario, es un bien precioso y como tal no hay que abusar, sino cuidar la cantidad. Lo primero de todo: compostarlo para su correcta fermentación. Si compostas solamente la gallinaza, luego lo aplicarás mucho más reducido que cualquier otro compost, digamos que la sexta parte: en vez de 3 kg por m2 pondrás 0,5 kg por m2, como mucho 0,8 kg/m2. Si la pones a compostar con restos de la cocina y/o de la huerta, entonces estará más equilibrada pero aún así pondrás la mitad de lo que pones habitualmente de compost, es decir, entre 1,5 y 2 kg por m2.