El oídio es la enfermedad producida por una serie de hongos cuya sintomatología es la aparición de un polvillo blanco sobre el haz de las hojas primero, para después ir extendiéndose hasta llegar a secar la planta. Esa capa blanquecina corresponde al micelio de un par de hongos, el Erysiphe cichoracearum y/o el Sphaerotheca fuliginea. Se presenta especialmente en las cucurbitáceas, sobre todo en el calabacín, aunque también se da en melón, calabaza y pepino. Otros hongos producen el oídio en cultivos tan dispares como el melocotonero, la vid o los cereales.

En las cucurbitáceas se desarrolla cuando se produce la alternancia de días lluviosos y calurosos, es decir en primavera e inicios del verano. La infección es posible a partir de los 10 °C, aunque su desarrollo óptimo se manifiesta entre los 20 y 25 °C. La germinación de las conidias, esporas del hongo, la favorece una alta humedad relativa, pero la frena una película de agua sobre las hojas. Se transmite a partir de las esporas llevadas por el viento y un elemento que influye positivamente en la infección del hongo es la alta densidad de plantas porque favorece las condiciones ideales de temperatura, humedad y cercanía entre plantas, de ahí que los cultivos en invernadero sean más propensos a la infección.

Como preventivo es excelente la cola de caballo, y eliminar los restos de plantas infectadas del cultivo anterior, evitar los riegos por aspersión y las altas densidades de masa foliar, además de realizar una correcta rotación, cuidando de que no haya cerca de las cucurbitáceas cultivos hospedantes del hongo. Como alternativa al azufre podemos aplicar leche sobre las hojas, pues sus ácidos y sales afectan al oídio, con la siguiente fórmula: 2 litros de leche, 1 litro de extracto de cola de caballo y 7 litros de agua.

Si el oídio aparece en unas pocas plantas bastará con colocar una bandeja con azufre en polvo bajo las hojas afectadas, así soltará unos vapores que afectan al hongo. Si el número de plantas es elevado es más eficaz aplicar azufre en espolvoreo o pulverizado (en invernadero, funcionan muy bien los sublimadores de azufre). En este caso hay que aplicarlo al final de la tarde, cuando la temperatura sea menor, ya que de lo contrario el polvo de azufre podría quemar las hojas con las que entra en contacto.

 Alexei Cortina