Para realizar una adecuada nutrición de nuestros cultivos del huerto de invierno debemos conocer tres factores fundamentales:

El tipo de tierra que tenemos. De forma general debemos conocer si la textura de nuestra tierra de cultivo es más bien arenosa o arcillosa, para saber la capacidad de retención de nutrientes que tiene. Por otra parte, debemos saber su pH, no necesariamente con el fin de subirlo o bajarlo, sino más bien para saber qué elementos pueden estar bloqueados, ser de difícil disposición o ser excesivos.

Por ejemplo, las tierras ácidas (pH menor a 6,5) tendrán un alto contenido de hierro disponible pero un bajo contenido de magnesio y de calcio, por lo que necesitarían aportes de calcio y magnesio que por lo general se realizan a través de cal dolomítica (carbonato cálcico magnésico) aplicada directamente a la tierra a finales de otoño, o a través del montón de compost, al añadirlos en su elaboración.

En el caso de las tierras alcalinas o básicas (pH mayor a 7,5) tendrán un alto contenido de calcio y magnesio pero un bajo contenido de hierro y manganeso. Estas tierras necesitarán aportes de hierro y manganeso pero, además, necesitarán aportes de azufre que ayude a poner en forma disponible los elementos que se encuentran bloqueados debido al alto contenido de calcio. A este tipo de tierras de labor es recomendable aplicarles azufre ya sea micronizado o en forma de polisulfuro de calcio diluido al 2%.

Es muy importante conocer de forma indirecta la abundancia microbiológica de nuestra tierra a través de técnicas simples como: la aplicación de agua oxigenada y evaluar su efervescencia, la elaboración del “microscopio campesino” para saber si hay mayor cantidad de hongos o bacterias o la elaboración de trampas de arroz en donde conoceremos la diversidad microbiológica.

Los requerimientos nutricionales de nuestros cultivos. Uno de los principales cultivos de invierno son las coles. Si comparamos una coliflor, un repollo y un brócoli a nivel nutricional veremos que hay ciertas diferencias interesantes tanto en la absorción de nutrientes de la planta completa como en la extracción de nutrientes del órgano cosechado. El repollo es la planta que absorbe la mayor cantidad de nitrógeno (5 kg/t) y el brócoli la que menos (3,4 kg/t). Con relación al potasio la coliflor es la que más absorbe (6,5 kg/t). En cuanto a la extracción de nutrientes la cantidad extraída de potasio por la coliflor (3 kg/t) es el doble que la del brócoli (1,5 kg/t).

Tomamos estos elementos minerales como referencia, pero debemos considerar además la necesidad que tienen los cultivos de una cantidad de elementos minerales, se calcula que en un promedio de más de 25 elementos diferentes. Cuando uno de ellos falta, por muy pequeño que sea su requerimiento, se produce un desequilibrio nutricional.

El tipo de abonado que vamos a utilizar. En números anteriores hemos comentado que uno de los mejores aportes nutricionales es un compostaje bien realizado en el propio huerto, ya que posee la mayor cantidad de fauna microbiológica y de nutrientes que necesitan nuestros diferentes tipos de tierra. Si a ese compostaje añadimos las plantas adventicias que crecen en forma espontánea en nuestro huerto estamos aportando de forma más equilibrada los nutrientes que necesita.

Una vez que ya conocemos el tipo de tierra que tenemos y nuestra ubicación geográfica, con la observación de las plantas adventicias que crecen en forma espontánea, o con un análisis de la tierra o aplicando el método Herody, podemos realizar abonados específicos agregando los minerales necesarios ya sea en forma sólida o líquida que puedan ayudar a restablecer su equilibrio, sin olvidar la importancia de aportar nutrientes de calidad a la microbiología que contiene. Es muy importante conocer el momento óptimo de aplicación del elemento que se va a utilizar. Por ejemplo: el boro es importante justo al inicio de floración, mientras que el zinc ayuda a los procesos de división celular, por lo que debiera aplicarse en el momento en que el fruto está creciendo.

CERAI Aragón. Equipo de Dinamización Local Agroecológica