Durante el invierno muchas de las hortalizas de nuestro huerto ecológico van a verse afectadas por el alargamiento progresivo de la duración del día y por las bajas temperaturas. Es bueno conocer estos comportamientos para planificar bien los ciclos de cultivo, dándoles el tiempo necesario para desarrollarse antes de la cosecha.

Muchas plantas son sensibles a la duración de la fase oscura o de la luminosa (fotoperiodo) y a la acumulación de frío (vernalización), como lo son también a las altas temperaturas y a las heladas. Si estas condiciones claves para su metabolismo se dan antes de que la planta tenga una buena cantidad de hojas, la producción de cogollos (por ejemplo coles) o de bulbos (como las cebollas) será menor. Pensad que las hojas son las que, por medio de la fotosíntesis, van a suministrar la energía necesaria para que haya buenas producciones.

Cuando seleccionemos las hortalizas que vamos a sembrar o plantar hay que tener en cuenta también las variedades, ya que las necesidades en luz y temperatura pueden variar de unas a otras. Por eso se habla de variedades de otoño, de invierno o de verano. No todas valen en todo momento. Una mala elección de la variedad supondrá fracasos y floraciones prematuras, por ejemplo.

Los efectos de la luz
En la Naturaleza existen numerosas especies que florecen cuando la cantidad de horas de luz o de oscuridad supera un límite. El día largo activa, por ejemplo, la formación del bulbo en el caso de la cebolla, o la subida a flor en otras hortalizas como la zanahoria o las acelgas. Una hortaliza de día largo florecerá en primavera, o en verano, gracias a la activación de la floración a finales de invierno.

En el caso de las cebollas este efecto se nota también en el engorde del bulbo, razón por la cual los agricultores han seleccionado variedades de cebolla adaptadas a las diversas situaciones, para conseguir cosechas en un periodo más amplio. Así en invierno podemos estar plantando unas variedades, mientras estamos cosechando otras.

Los efectos de la temperatura
El frío puede hacernos falta en invierno si queremos producir semillas de coles o de coliflores, pues son plantas que necesitan acumular frío para florecer correctamente.

Un fenómeno interesante de conocer en la familia de la umbelíferas (apio, zanahoria, hinojo) y de las quenopodiáceas (acelgas, espinacas, remolacha), es que si en estado de plántula reciben un frío excesivo pueden ponerse a florecer. Por eso no sembrarlas cuando se prevén temperaturas muy bajas. Cuando la acelga tenga ya un buen tamaño será capaz de soportar un frío intenso sin irse a flor, y podrá esperar hasta que la cantidad de luz desencadene el proceso de ponerse a semillar de forma normal.

Efecto de la temperatura
Las bajas temperaturas pueden provocar su floración prematura: Nabos, zanahorias, chirivías, coles, escarolas, acelgas.

Resisten las heladas ligeras: Nabos, colinabos, zanahorias, lechugas, acelgas, fresón,
guisantes.

Resisten heladas fuertes: Ajos, puerros, coles (algunas variedades), espinaca (algunas
variedades).

Sensibles a las heladas: Rábanos, plántulas de remolacha, patatas, escarolas, apio,
cardo, alcachofa, habas.

Les perjudican temperaturas altas invernales: Coles, lechugas, espinaca.

Alberto Llopis (Ashorta)