Si no tenemos matas de consuelda en un rincón de nuestro terreno, siempre podemos salir al campo a recoger plantas para aprovecharnos de sus múltiples virtudes. Al añadir consuelda a nuestro plato, cruda o cocida, nos beneficiaremos de sus propiedades remineralizantes y de la presencia de vitamina B12 , y otras sustancias que ayudan a asimilarla, de ahí que sea tan interesante poder comerlas cada primavera. Sus hojas son verde claro, de tacto como de fieltro, ovaladas, algo en punta y elegimos las que tienen unos 4 cm de anchura. Ya finalizando la primavera las hojas serán cada día más amargas, por eso elegimos las primeras.

Aquí os presentamos una receta que preparamos y nos recuerda mucho a los filetes de pescado. Una vez en casa lavamos las hojas, las ponemos de dos en dos y las impregnamos en una pasta para rebozar (mezcla de 125g de harina, 1 huevo, 1 vaso de leche, una cucharada de aceite y una pizca de sal), después se fríen en aceite de oliva. Se retiran sobre papel absorbente y se sirven para comerlas de inmediato.

Recordad no hacer un consumo prolongado, por su contenido en alcaloides, es suficiente comerlas un par de días y solo las hojas, nunca las raíces.