Son una práctica manera de tener los ajos y cebollas secos a mano durante el invierno, en vez de en la redecilla de plástico. Para los ajos, previamente, en la huerta, cuando los dientes de la cabeza ya están formados, se arranca el tallo central de la planta, que es cilíndrico. Esta operación se llama “capar los ajos” y ayuda a que sequen antes y a que el tallo sea flexible para manipular y trenzar una vez arrancados y puestos a secar. A cada cabeza se le corta las barbas (raicillas) con restos de tierra y empezamos a trenzar. Ponemos una cabeza de ajos hacia arriba y entrelazando su rabo con los de las dos siguientes cabezas, y cada cabeza que añadimos se sujeta con los dos rabos anteriores y así sucesivamente hasta hacer una trenza de un metro de largo que se une a otra formando la horca completa. En Falces (Navarra) hay agricultores ecológicos expertos en cultivar y trenzar horcas de ajo, las que se vendían tradicionalmente a partir de las fiestas de San Fermín (Pamplona 7 de julio) en la plaza de Recoletas que pasó a llamarse popularmente “plaza de los ajos”.

Para las cebollas es más sencillo. Anudamos los extremos de una larga cuerda y en el extremo empezamos por envolver el rabo de una cebolla y vamos intercalando los de las siguientes como se ve en el dibujo, hasta lograr un racimo que podemos poner colgado.