Un dicho popular nos revela su inestimable valor: “Quien supiera del hisopo las virtudes, sabría demasiadas”. El Hyssopus officinalis interesa acogerlo en la huerta o en el vergel no solo por sus propiedades medicinales y aromáticas sino también porque sus flores azules atraen en gran cantidad a insectos polinizadores y mariposas. Mide unos 40-60 cm, florece en verano y soporta el sol fuerte y la sequía. Una vez arraigado se hace resistente y autónomo.

Además de su interés como planta huésped se le conocen propiedades repulsivas de hormigas, babosas y caracoles. Y se ha comprobado que su proximidad estimula el crecimiento radicular de las parras y de arbustos de pequeños frutos (grosellas, arándanos, frambuesas). Una vez arraigado se hace resistente y autónomo, aguanta al sol siempre que esté en tierras bien drenadas Su riqueza en aceites esenciales se emplea en la fabricación de licores, en cocinas exquisitas y en la salud humana, pues sus flores azuladas, a veces blancas, son buenas para descongestionar el aparato respiratorio.

Muy aromático, el sabor es parecido a una mezcla de menta con tomillo, más suave que la ajedrea y muy digestivo. Se multiplica fácilmente por división de matas. También obtendremos fácilmente esquejes cortando una ramilla de base firme, por encima de un nudo. Se retira una parte de las hojas, se despunta unos 10 cm y se pone a enraizar en una tierra ligera, en el invernadero hasta la primavera siguiente en que podremos trasplantarlo.