El cultivo de la cebolla (Allium cepa L.) está muy extendido por todas las regiones y comarcas de nuestro territorio. Tanta popularidad es sin duda debida a la multitud de usos culinarios, la relativa sencillez para su conservación y su adaptación a diversos microclimas.

Primero se prepara la planta en un semillero, en eras o almácigas con el terreno mullido y fértil. Aquí se producirá la germinación y tras 40-50 días se extrae la planta, normalmente a raíz desnuda para su posterior trasplante, pero también se puede sembrar en tacos. En la siembra del semillero se utilizan 3 gramos de semilla/m2, de donde saldrán entre 350 y 400 plantas útiles.

Una vez el tamaño de las hojas agrupadas tiene casi medio centímetro (3-4 hojas) ya están listas para el trasplante al lugar definitivo. En algunos sitios se les recorta las hojas para reducir la transpiración y asegurar el arraigue.

Un manejo clave de este cultivo es la competencia con las hierbas silvestres. La cebolla es una planta de hoja fina, que no tiene gran superficie de captación de la luz y además no tiene un sistema radicular muy profundo, lo que la hace poco competitiva.

El diseño de la plantación es fundamental para el control de las hierbas. Tenemos que organizarlo de tal manera que podamos hacer una labor que elimine las adventicias que germinen entre filas (azada de rueda o bicicleta, reja con tracción animal o mecánica). Es muy recomendable plantarla en surcos, y regar por inundación o por goteo, de manera que la humedad y las adventicias se concentren en la zona profunda del surco, así las podremos quitar más cómodamente. Una posibilidad es hacer surcos distanciados 50 cm, con dos filas de cebollas por surco. Eso sí, las adventicias que salgan arriba del surco tendremos que quitarlas a mano, lo cual supone uno de los principales costes de este cultivo.

Tras 3-4 meses de cultivo llega el momento de la recolección. Para conservarlas durante meses, es muy importante secarlas bien. Esto se consigue retirando el riego durante la últimas semanas de cultivo (cuando 2 o 3 hojas que envuelven el bulbo se han secado y se despegan fácilmente), y dejándolas luego en el campo para que sequen bien. Tendremos cuidado de protegerlas del fuerte sol del mediodía con sus propias hojas o con hierbas.

Para la producción de semilla, tengamos en cuenta que las semillas de cebolla pierden enseguida el poder germinativo, lo que obliga a recogerlas todos los años. Como es bienal –florece el segundo año– para producir semilla debemos seleccionar los mejores bulbos, guardarlos en un sitio fresco, seco y oscuro hasta la primavera siguiente, momento en el que se plantarán juntas para obtener su semilla.

Alberto Llopis (Ashorta) 

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