Esta planta no debería faltar en nuestros campos y huertos. Además de aportar biodiversidad ayuda a nuestros cultivos. Lo hace al atraer a insectos depredadores y polinizadores, al contribuir con sus raíces a mejorar la tierra donde crece y bien podríamos acogerla aunque sólo fuera por la maravilla de verla cada atardecer desplegar sus aromáticas flores. Es interesante para sírfidos, abejas, carábidos… y en otoño sus abundantes semillas serán el sustento de aves y otros seres benéficos
El ajenjo es de esas plantas imprescindibles que conviene conocer para buscarles un rincón en nuestros campos o introducirlas en bandas florales en el vergel y así contribuir a una benéfica biodiversidad. Su peculiar aroma atrae a infinidad de insectos auxiliares que se alimentan de sus hojas. En cambio, si la utilizamos para preparar extractos, debido a sus intensas esencias nos servirá como repelente, incluso como insecticida y fungicida, además de otras propiedades que forman parte de toda una leyenda.
Si no tenemos matas de consuelda en un rincón de nuestro terreno, siempre podemos salir al campo a recoger plantas para aprovecharnos de sus múltiples virtudes. Al añadir consuelda a nuestro plato, cruda o cocida, nos beneficiaremos de sus propiedades remineralizantes y de la presencia de vitamina B12 , y otras sustancias que ayudan a asimilarla, de ahí que sea tan interesante poder comerlas cada primavera. Sus hojas son verde claro, de tacto como de fieltro, ovaladas, algo en punta y elegimos las que tienen unos 4 cm de anchura. Ya finalizando la primavera las hojas serán cada día más amargas, por eso elegimos las primeras.
Las ajedreas, silvestres o cultivadas, son desde hace siglos muy apreciadas como aromáticas y medicinales, tanto es así que los monjes medievales ya la incluían en sus huertos como remedio y condimento. Además de por estas virtudes nos interesa acogerla en el huerto por ser melífera y buena compañera de algunos cultivos.
Un dicho popular nos revela su inestimable valor: “Quien supiera del hisopo las virtudes, sabría demasiadas”. El Hyssopus officinalis interesa acogerlo en la huerta o en el vergel no solo por sus propiedades medicinales y aromáticas sino también porque sus flores azules atraen en gran cantidad a insectos polinizadores y mariposas. Mide unos 40-60 cm, florece en verano y soporta el sol fuerte y la sequía. Una vez arraigado se hace resistente y autónomo.
Se le conoce también como hierba lombriguera o de las lombrices. El nombre vulgar que la cultura popular le viene dando al tanaceto (Tanacetum vulgare L) apunta a sus propiedades vermífugas e insecticidas. Esta Asterácea crece en matas abundantes que alcanzan entre los 0,60 y el 1,50 m de altura, con hojas de un verde oscuro y flores en forma de botones amarillos. Contiene una esencia muy tóxica, que en dosis controladas es medicinal y uno de los mejores vermífugos tradicionales.
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