Para su control es preferible hacer uso de medidas preventivas tales como regar en las primeras horas del día, permitiendo que se seque la tierra antes del anochecer; evitar acolchados de paja si la zona es muy húmeda; potenciar la presencia de sus depredadores naturales: escarabajos, erizos, sapos, patos y gansos; y proteger a las plántulas tras el trasplante con botellas invertidas, por ejemplo.
Si ya tenemos un exceso de caracoles y babosas habrá que actuar directamente. Se conocen multitud de métodos caseros, entre los que destacan esparcir ceniza, cáscaras de huevo troceadas o serrín muy seco alrededor de los cultivos sensibles, para desecarlos. Pero esto deja de ser efectivo cuando se humedecen. Otra técnica muy extendida consiste en enterrar un recipiente de boca ancha a ras de suelo y llenar la mitad con cerveza. Las babosas acudirán a beber y se ahogarán, pero tiene un efecto llamada. Si se pretende capturarlos, por ejemplo como alimento para las gallinas, se pueden colocar tejas o macetas volteadas que les sirvan de cobijo y faciliten su recogida a la mañana siguiente. Por último, comercialmente se distribuye un producto autorizado en agricultura ecológica, un granulado azul a base de fosfato férrico (ver a la izquierda) que inhibe el apetito del caracol o babosa y es muy efectivo.
Alexei Cortina
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