La mariposa de la col

Más conocida como mariposa diurna blanca o mariposa de la col, la Pieris brassicae se alimenta exclusivamente de hojas de crucíferas, tanto de las cultivadas (coles, coliflores, bróculis, coles de Bruselas, rábanos) como de algunas silvestres. Si la afección es muy fuerte, roe el limbo de las hojas hasta dejar sólo los nervios.
No debemos realizar tratamientos fitosanitarios de forma sistemática sin haber realizado antes un seguimiento de los niveles de plaga existente, y de los niveles de control natural de la misma. Cada vez que salgamos al huerto debemos observar las hojas y el crecimiento que está llevando la planta. De esta forma detectaremos antes un foco de una plaga, sin que todavía haya generado muchos problemas. Como son las larvas las que producen el daño, habrá que muestrear las hojas para ver si encontramos larvas. Miremos el envés de las hojas, que es el lugar donde hace la puesta, y contemos los adultos (mariposas) para así prever los apareamientos y las puestas, lo que nos permitirá actuar antes de que el daño sea importante.
Lo normal de esta mariposa es que las orugas, cuando detectan bajas temperaturas de finales del otoño, se pongan a crisalidar para hibernar, y se refugien adhiriéndose a cortezas de troncos o muros o tejados. Permanecerán en este estado, en reposo, hasta que las temperaturas asciendan.
En caso de inviernos suaves, que suelen darse en Canarias y en parte del litoral mediterráneo, la mariposa puede emerger a finales del invierno, aprovechando días soleados y guareciéndose en los momentos fríos bajo las hojas. Se aparean y hacen la puesta avivando las larvas en poco más de una semana. En ese momento el control natural puede ser suficiente para limitar el desarrollo de las jóvenes orugas.
De entre la fauna útil más eficaz podemos destacar la Apanteles glomeratus, un himenóptero (avispilla) que parasita a las orugas. La avispilla hembra pone los huevos en el interior de la oruga, pero no lo hace sobre todas las larvas de Pieris que encuentra, para asegurar alimentación para las próximas generaciones. Por ello los efectos visibles no son espectaculares, pero no pensemos tampoco que no está habiendo control natural.
Para que en estas fechas tengamos Apanteles activo, en estas climatologías cálidas es interesante que el huerto ecológico tenga diferentes plantas donde puedan refugiarse. Las Umbelíferas y las Compuestas son las mejores hospedantes.
Si el control natural no es suficiente y observamos larvas en más de una col de cada 15 coles que hay en el huerto, será recomendable hacer un tratamiento con Bacillus thuringiensis.
Alberto Llopis (Ashorta)