La extracción de semillas de las hortícolas

En función de si el fruto es seco o carnoso, elegiremos el sistema de extracción de sus semillas.
Extracción seca: se realiza con los frutos y flores secas o con los frutos y bayas carnosas que previamente han pasado un proceso de secado. En este último caso tenemos el riesgo de que la semilla se quede adherida a la pulpa de la fruta y sea difícil desprenderla posteriormente.
En primer lugar se realiza un trillado de las ramas o flores que hayamos recogido. Puede hacerse metiéndolas en un saco que sacudiremos, pisaremos o frotaremos con energía y luego aventaremos o cribaremos, dependiendo de las semillas.
Extracción húmeda: este sistema es el más apropiado para frutos carnosos, y puede consistir en la extracción directa de la semillas a mano desde el fruto, debido a que están sueltas en su interior (pimientos) o a un simple lavado de la semilla al extraerla directamente a mano si está rodeada de algunos tejidos de la pulpa (melón, sandía, calabaza). Este lavado, que siempre es recomendable, se hará sobre un tamiz/colador bajo el chorro de agua de un grifo, frotando con suavidad la semilla contra el tamiz mientras cae el agua. Con el lavado se eliminan los restos de tejido que pueden ir adheridos a la semilla.
En otros casos se utiliza la técnica del secado al sol (tomates, berenjenas..) tras la cual la semilla se desprende con facilidad por simple frotación. Conviene trocear bien el fruto para que se seque en todas sus partes. Alternativamente se puede usar la técnica de la fermentación (tomate, pepino). Consiste en dejar la semilla con su zumo en un bote de cristal destapado para que se produzca la fermentación de los azúcares. Con ello se consigue eliminar la capa gelatinosa que recubre las semillas y a la vez hongos y bacterias que puedan estar sobre ella. La fermentación no debe alargarse más de dos o tres días porque se podría provocar una germinación prematura. Cuando comienza a formarse una capa blanca de moho sobre la superficie de la muestra se puede considerar que ha terminado el proceso. Una vez acabada la fermentación se separa la semilla por decantación: las semillas de buena calidad tienen una densidad mayor que el agua, por lo que puestas en un cubo con agua se irán al fondo del mismo. El resto de materiales (paja, pulpa, semillas vanas o rotas) flotará.
Una vez acabado el lavado o la decantación se deja la semilla húmeda sobre una superficie de madera u otro tipo de superficie porosa (escayola) para que pierda toda el agua que haya podido absorber durante la extracción. No debe darle en este momento el sol directo a la semilla. Al cabo de unos días estará lista para guardar en sitio seco o en bote con desecante (gel de sílice o tiza).
Alberto Llopis (Ashorta)