La cantidad de abono o compost dependerá de muchos aspectos. Por ejemplo de la situación o necesidad que tenga la tierra que vamos a preparar, y qué cultivos queremos obtener de ella. Una tierra poco estructurada o que todavía no ha sido cultivada necesitará un buen abonado en cantidad a base de compost bien maduro. El aporte deberá ser de 3 a 4 cm de espesor. Hay que fomentar la vida, no las raíces de las plantas, porque todavía no tenemos plantas a las que alimentar. Por tanto será un compost sin excesos de nitrógeno, es decir que no hemos puesto mucho estiércol, en especial evitar el estiércol de gallina porque tiene excesivo nitrógeno.

En una parcela que ya la estamos cultivando, la finalidad del abonado es mantener un buen nivel de materia orgánica, para que las plantas crezcan sanas y sin carencias. Las necesidades de los cultivos varían según si son de frutos, de hoja… y también según la duración de ese cultivo.

Antes de hablar de cantidades habría que explicar que para lograr un abonado de la tierra eficaz hay que animar a la experimentación, hacer pequeños ensayos en la parcela, de manera que las cantidades que se indican sean solo referencias que nos permitan una observación y reflexión más global.

En general los cultivos de fruto son más exigentes e irán al inicio de la rotación. Las cantidades que damos a continuación dependerán de la madurez de ese compost, a menos descompuesto menos cantidad y a más descompuesto más cantidad. Por ejemplo, para este primer nivel de exigencia pondremos 3 kg de compost semimaduro o 5 kg de compost maduro por m2 y año. Son las acelgas, alcachofas (el primer año), apio, berenjenas, calabaza y calabacín, calabaza, cardo, col, espinacas, hinojo, maíz, melón, patata, pepino y pepinillo, pimiento, puerro, ruibarbo, tomate. Son en su mayoría cultivos de larga duración, para los cuales hace falta una combinación de aportes nitrogenados.

Una exigencia media requiere de 1 a 3 kg por m2 y año. Son las achicorias, alubias verdes, espárragos, guisantes, remolacha roja, lechugas, perejil, zanahoria.
En el tercer nivel de exigencia o cultivos poco exigentes están aquellos que no necesitan tanta materia orgánica, se nutren con el aportado para el cultivo anterior y en general suelen ser de ciclo más corto: ajos, berros, cebollas, coles de Bruselas, chalotas, chirivía, endivias, habas, hierba de los canónigos, nabos, rábanos, rabanitos y tupinambos.

En las rotaciones, además de respetar los plazos y no repetir cultivo ni familia en el mismo lugar, tendremos en cuenta que las medianamente exigentes o las poco exigentes irán siempre después de las hortalizas exigentes que ya se han beneficiado de una tierra bien abonada.