Los cultivos de verano llenan la huerta. Es un placer para los sentidos pero en ocasiones una carga porque no sabemos qué hacer con tanta generosidad de la naturaleza. Conocer recursos y planificar de manera racional el huerto con variedades que podamos conservar de distintas maneras es la clave. Veamos unas propuestas sencillas para disponer durante todo el año en nuestra cocina de las hortalizas de verano.

Deshidratar. Este sistema se remonta al Neolítico y muchas civilizaciones lo han utilizado para conservar y transportar alimentos. Consiste en colocar las hortalizas al sol (o mejor en un secador solar, ver nº4, pp. 54) para eliminar completamente el agua. Para el tomate las mejores variedades son las carnosas y de tamaño pequeño, ya que cortándolos por la mitad ya se pueden deshidratar sobre una rejilla al sol, protegidos por una mosquitera. Se pueden cubrir con sal gorda y condimentarlos con hierbas aromáticas. Otras hortalizas, cortadas en láminas finas y colocadas al sol se convierten en ricos y originales aperitivos (calabacín, remolacha, boniato) o rehidratándolos tendremos ingredientes para nuestras recetas (berenjenas, pimientos). Guardar siempre en un lugar oscuro en botes de cristal bien cerrados.

Secar. Cebollas, ajos y distintas variedades de pimientos se conservan secándose en un lugar seco, oscuro y bien aireado para evitar problemas con los mohos. Los ajos se cuelgan trenzando los tallos para formar haces y en 4-6 semanas ya estarán listos. Para las cebollas es importante asegurarse de que estén sanas, cosecharlas cuando la mitad de la planta ya se ha secado y coincidiendo con tiempo seco y soleado. Para el secado deben colocarse sobre una superficie, sin apilarlas. Las variedades de cebollas suaves se conservarán 1 o 2 meses, mientras que las de guardar (más picantes), gracias a los componentes sulfúricos pueden aguantar todo el invierno. Pimientos de distintas variedades (ñoras, morrones, choriceros, guindillas) también se secan colgados y son un condimento esencial en muchos platos de nuestra gastronomía.

Embotar. Es la manera más habitual de conservar los excedentes del huerto: salsa de tomate, pisto, tomates escaldados, berenjenas… toda una gran variedad de hortalizas y elaborados las podemos conservar en frascos de vidrio. Antes del embotado es esencial asegurarnos de que los botes y las tapas están bien limpias y que en el interior del bote se ha eliminado completamente el aire haciendo el vacío. Para ello es importante que las tapas cierren herméticamente y rellenar los botes hasta arriba para reducir la cantidad de aire presente. Para eliminarlo se sumergen completamente los botes ya cerrados en agua hirviendo durante unos 20 minutos, o en el caso de embotar salsas ya muy calientes, se llenan los botes al máximo, se cierran y se colocan boca abajo para facilitar que el aire salga al abrirlos de nuevo un instante y cerrando ya definitivamente (en general siempre es más seguro ponerlos a hervir unos minutos, cerrados y envueltos en paños para que no se golpeen entre sí).

CERAI Aragón. Equipo de Dinamización local Agroecológica