La berenjena (Solanum melongena L) es una hortaliza de la familia de las solanáceas. Se planta una vez las temperaturas son suaves. Es una planta plurianual cultivada como anual ya que así las producciones son mayores y de mayor calidad. Es adecuada para instalar como cultivo permanente en un huerto de permacultura, siempre que el otoño y el invierno estén libres de heladas.

La berenjena es la solanácea hortícola más exigente en calor. Los excesos de humedad provocan deformaciones en la planta y caída de flores. En ocasiones la poda puede mejorar la ventilación de la mata.

La presencia de abejas, abejorros y otros insectos polinizadores (mariposas y moscas) aumenta el cuajado de los frutos y la producción. Asegurarse la presencia de estos con unos buenos setos es fundamental.

Es una planta muy exigente en nutrientes por lo que conviene realizar aportes de estiércol previos a su plantación. Esto no es sólo importante para que la berenjena produzca buenas cosechas sino para que el cultivo posterior no encuentre la tierra muy empobrecida. Las dosis aconsejadas de estiércol oscilan entre 40-50 t/ha como abonado de fondo. El estiércol debe estar maduro para evitar lixiviados que puedan contaminar los acuíferos.

Rotaciones y asociaciones
En el cultivo de la berenjena debemos considerar:
• Es un cultivo de raíces profundas.
• Es una planta de escarda (dificulta el desarrollo de arvenses).
• Es muy exigente en nutrientes.
• No debe seguir a un cultivo de tomates o pimientos.
• Va muy bien detrás de un cultivo de habas, judías, guisantes, patatas, cebollas, coliflores, forrajes o abonos verdes.
• Es preferible que el cultivo asociado sea de ciclo corto, pues así al crecer la berenjena ya lo habremos recolectado y no habrá competencia entre ambas.

Plantación
La plántula debe tener al menos entre 12 y 15 cm en el momento de la plantación. Hay que procurar aclimatar el plantel antes de introducirlo en el sitio definitivo, pasando las plántulas a una zona de condiciones intermedias durante unos días.

El marco de plantación habitual es de 1-1,3 metros entre surcos y 0,5-0,7 m entre plantas. Más estrecho cuanto más fresca sea la zona, ya que la planta se desarrollará menos, dependiendo de las variedades y de los sistemas de poda.

El trasplante a tierra definitivo se hace a partir de mayo, o cuando la zona esté libre de heladas. En zonas de heladas tardías podemos construir campanas protectoras para cada planta o instalar tunelillos.

Es preferible que las líneas se orienten en dirección este-oeste para que las plantas no se hagan sombra unas a otras.
La plantación se hará preferiblemente por las tardes, e inmediatamente después de la plantación se dará el primer riego.

Labores más usuales en primavera
• Aporcado: suele realizarse tras el segundo riego, para favorecer la emisión de nuevas raíces, cuando las plantas tengan alrededor de 8 hojas.

• Deshojado: para ventilar e iluminar el interior de la planta. Se eliminan hojas enfermas y dañadas; aquellas que dificulten las labores en el cultivo y las que nacen de la primera bifurcación del tallo hacia abajo. En zonas muy calurosas deshojad sólo las hojas de la cara norte, para evitar que el sol de mediodía queme los frutos. Además, un exceso de deshojado reducirá la producción.

• Entutorados: para evitar roturas de ramas como consecuencia de estar excesivamente cargadas de frutos, se colocan dos filas de cañas (50 cm) clavadas verticalmente, una fila a cada lado de las plantas, para atar a ellas de forma horizontal las ramas de la berenjena; o se atarán a un hilo, que será el que sujete las ramas de la planta.

• Riegos: una vez plantada se le dará el primer riego y cuando pierda la sazón, el segundo. Ya no se darán más riegos hasta que salgan las primeras flores. Debemos llevar cuidado con los riegos cuando las plantas estén en plena floración, ya que estos pueden provocar el aborto de las flores. Una vez hayan cuajado gran cantidad de frutos no debe faltar humedad en la tierra. Lo normal es regar por inundación de mayo a octubre cada 8 o 10 días.

La recolección de la berenjena
Debe realizarse cuando las semillas todavía no han acabado de formarse y la pulpa presenta un color blanquecino uniforme. El color del fruto debe ser de una tonalidad brillante, y su piel, tersa y firme.

Si queremos conseguir semillas para siembras posteriores debemos esperar a que el fruto, la berenjena, llegue a su madurez fisiológica, cuando los frutos presentan una coloración cobriza, la piel aparece poco tersa, la pulpa adquiere una consistencia corchosa y, por supuesto, está repleta de semillas duras. Una vez recogido el fruto debemos extraer la semilla cuanto antes, para evitar que se pudran y contaminen.

La berenjena se recolecta de forma manual con tijeras, dando pasadas cada 5-10 días. Los pedúnculos se recortan 2-3 cm por encima del cáliz. Los frutos son sensibles a roces y magulladuras, por lo que deben manipularse con cuidado. No deben arrancarse retorciéndolos, ya que esto provocará desgarros en el tallo que serán vías de acceso a enfermedades.

Los frutos que no tengan valor comercial, o que han sido afectados por algún patógeno o alguna plaga, deben retirarse del campo y no dejarlos en el suelo.

Para una buena conservación es necesario evitar que los frutos reciban golpes en las manipulaciones, ya que estas zonas luego suelen amargar y además son un foco de pudriciones.

 Alberto Llopis (Ashorta)