Algunas ideas preventivas en el cuidado de los cultivos

La mayor parte de los problemas tienen como causa principal un manejo inadecuado de la planta o de su entorno, ya sea en el trabajo de la tierra, en el abonado o por mala aireación (en invernaderos).
Prevenir es curar, y en lo referente a los parásitos, la mejor prevención es respetar las rotaciones y estudiar bien las asociaciones de cultivos en el huerto ecológico, incluso evitar ciertas adventicias en orillos del cultivo y especialmente en el interior de invernaderos. Por el contrario una buena prevención es favorecer la biodiversidad, por un lado con los cultivos que asociemos, por otro con la proximidad de bandas florales y de setos que favorezcan a los depredadores naturales.
La plantación la haremos siempre una vez despejada la tierra de restos de anteriores cultivos, y en una tierra equilibrada en cuanto a aportes nutritivos, y que no esté compactada. Una tierra pobre dará cultivos carentes de vigor y nutrientes, pero un exceso de nitrógeno puede dar pulgones y plantas poco saludables. La siembra y plantación deben hacerse siempre con la tierra a una temperatura adecuada, como mínimo 10 oC.
Elegiremos variedades resistentes, adecuadas a nuestra climatología, buena semilla si hacemos siembra directa o plantas robustas y sanas si hacemos trasplante y además las fortaleceremos con extractos de plantas, cuidando de que tengan un buen enraizado desde el principio. A partir de ahí la planta desarrolla sus defensas.
Otros aspectos que mejoran la capacidad de la planta para crecer sana es cuidar las distancias de plantación, porque excesivamente apretadas les limitamos aire, sol, nutrientes, y un marco excesivamente amplio supone desaprovechar agua y espacio y dejar vía libre a más adventicias.
En cuanto al riego, es otro factor clave. Cuando sembramos y plantamos el agua debe cubrir esas primeras necesidades, luego hay que saber llevarlo según el tipo de cultivo para que las plantas desarrollen un buen sistema radicular. Un exceso de riego produce erosión, lixiviado de nutrientes, frutos y hortalizas que se conservan mal… y una carencia de agua prolongada puede dar al traste con el cultivo. Hay que aportar el agua necesaria en el momento adecuado, como esto depende de cada tipo de cultivo y según la tierra, no podemos detallar esta norma general, es algo que se aprende con la práctica y la observación.