La incorporación de los abonos verdes

Seguro que, tras leer el pasado otoño nuestra oda a los abonos verdes, a estas alturas tenéis alguna de las tablas de vuestro huerto cubierta por ellos y estáis impacientes por segarlos e incorporarlos. Pero como ya comentamos, cumplen diversas funciones y el momento de la siega es uno de los que más determina cuál de ellas predomina. Conviene recordar que sólo con la tierra a una temperatura por encima de 15 °C y en tempero (ni seca ni inundada) comenzará el procesado del abono verde por parte de los microorganismos, ya sea para ponerlo a disposición del cultivo siguiente como fertilizante, ya sea para mejorar la estructura y por tanto el drenaje y la aireación a más largo plazo.
Si queremos que suponga un aporte de alimento rápidamente disponible para el cultivo siguiente –anterior a un cultivo de solanáceas o cucurbitáceas, por ejemplo–, lo ideal sería haber incluido una alta proporción de leguminosas en la mezcla o incluso sembrar únicamente haba forrajera.
Si en el abono verde predominan las gramíneas o si hemos decidido dejar la cubierta espontánea, evitaremos que madure en exceso para que en el momento de la siega haya más hojas que tallos. En todo caso nunca retrasaremos la siega más allá de la floración.
Si queremos una función intermedia entre fertilizante y mejorador de la estructura debemos dejar que maduren más, para que aumente la proporción de lignina en los tallos, y esperar incluso al estado de grano lechoso en gramíneas. Además, daremos refugio y alimento a la fauna auxiliar, hasta que pueda ir a buscarlo en nuestros cultivos de verano. En este caso, si queremos plantar al final de primavera, debemos aportar compost fresco para evitar que las plántulas sufran un retraso en el crecimiento, riesgo que se agudiza cuanto más fría es nuestra comarca. Pero basta con planificar este abono verde por delante de una segunda plantación de tomate, apio, puerros para el invierno, coles o incluso antes de establecer una plantación de alcachofas.
Para mejorar la estructura podemos segar la cubierta justo antes de que tenga semillas maduras, y dejarla secar en superficie para incorporarla al final del verano. El abono verde será de gramíneas, con abundante paja como el centeno, y a dosis de siembra elevadas. Conseguiremos, además, un cierto efecto de acolchado que puede controlar adventicias anuales de verano. Una variante algo más compleja y costosa –pero que puede ayudarnos a reducir las poblaciones de adventicias perennes de verano como la grama, el sorgo o la juncia–, son los abonos verdes de verano, aunque en general nos exigirán riego. En el próximo número hablaremos sobre ellos.
CERAI Aragón. Equipo de Dinamización Local Agroecológica